La princesa de Rajput Mira Bai (siglo XVI) procedía de una familia real de Rajastán. Sin embargo, en su edad adulta renunció a su riqueza, vagó por el país, se relacionó con místicos errantes y se convirtió en la poetisa y mística más famosa de la India. En vida compuso muchos poemas y canciones espirituales devocionales, conocidos como "bhajans", que glorificaban a Krishna.
Estatua mágica
Un día, un hombre santo indio "sadhu" visitó el palacio de su padre, el rey Ratna Singh, que luchaba constantemente contra los emperadores mogoles, y le regaló una estatua muy hermosa de Krishna. Por aquel entonces, Mira Bai sólo tenía tres años. Estaba ansiosa por recibir la estatua de su padre y por eso dejó de comer. ¿Qué otra cosa podía hacer su padre sino darle la estatua a su hija? Desde entonces, Mira Bai juega con la estatua, le habla y le canta. Ha encontrado en ella a su amiga favorita de la infancia.
Con el tiempo, a medida que Mira Bai crecía, sus devociones se hacían más sinceras. Todos los días pasaba horas junto a la estatua, hablándole, cantándole y bailando delante de ella. Actuaba como si viera en la estatua la presencia real y viva del Señor Krishna, a quien adoraba. Su comportamiento molestó a sus padres, que la casaron con el príncipe Bhoja Raj, hijo mayor del rey reinante en Chittor. Mira Bai cumplía sus obligaciones en la corte durante el día y por la noche iba al templo a meditar, cantar y bailar para su amigo de la infancia, el Señor Krishna.
La hermana de su marido observaba las acciones de la joven Mira Bai y estaba muy celosa de ella por su devoción espiritual pura. Por ello, empezó a difundir rumores de que se veía en secreto con otros hombres por la noche. Cuando el marido de Mira Bai se enteró, se enfadó mucho. Así que una noche, cuando acudió en secreto al templo, la oyó hablando con alguien. Derribó la puerta e irrumpió con la espada desenvainada. Pero sólo vio a Mira Bai hablando con su estatua favorita de Krishna en sus oraciones. Se rió y dijo: "¡Oh, mi hermana no me ha dicho más que mentiras!"
La noticia de su canto sincero y devocional llegó a oídos del emperador mogol Akbar, quien, aunque era musulmán, admiraba enormemente la tradición espiritual y la cultura hindúes. Decidió buscar a Mira Bai, pero como su familia real era su mayor enemiga, se disfrazó de monje errante y, junto con su cantante de la corte, Tansen, la visitó en el templo donde cantaba. Ambos quedaron tan satisfechos con su canto piadoso y su voz que, al marcharse, le dejaron un collar de diamantes como regalo.
Según la leyenda, Mira Bai acabó uniéndose milagrosamente en cánticos devocionales con la estatua de Krishna del templo de Vrindavan.
Deje que el antiguo aroma oriental de las varitas de incienso MIRA BAI le infunda aceites esenciales puros de incienso, lavanda, gálbano, cedro y sándalo, acacia y hierba limón inspirado en el encantador canto y la devoción de la princesa india Mira Bai. Descubra Attar, la fragancia oriental de la India real.